Un plateresco, fuera de contexto, es lo que adorna la fachada de Nuestra Señora del Rayo en Parral. El templo se levantó dedicado a la virgen de la Candelaria anexo al antiguo hospital de los naturales primero que se fundó en Parral.
Sacada en procesión la imagen en julio de 1686, para implorar un agua que el cielo no mandaba; el milagro se hizo, las nubes se agolparon y la tempestad se desató cerca de San Diego de Minas Nuevas. Un rayo fulminó la escena los peregrinos fueron lanzados al vació y la imagen recibió el destello dejándole marcado el rostro. No hubo muertos y la lluvia libró a Parral del hambre. Agradecidos los mineros le mudaron el nombre por el de Nuestra Señora del Rayo que por obligación siguió haciendo múltiples milagros y el gobernador Alday en gratitud de haberle ayudado a destruir a los tobosos que asolaban los caminosla nombró Generalísimaen 1723, y puso a sus plantas la invencible espada del militar. Fue cuando Villa tomó Parral a sangre y fuego, en que se destruyó e incendió parte del templo quedando entre los rescoldos la venerada imagen de los parralenses que después rescatada y restaurada se colocó en el altar.